miércoles, 29 de mayo de 2013

Devaluación en forma de reforma laboral

La EPA (Encuesta de Poblacion Activa) nos volvió a traer muy malas noticias en el primer trimestre de 2013. La cifra de parados en España superó los 6 millones alcanzando la, hasta no hace mucho, impensable (y claramente insostenible) cifra de 6,2 millones de parados.

Tal cifra fue la excusa perfecta para los opositores a la reforma laboral para cuestionar, una vez mas, la idoneidad de la misma y solicitar una contra-reforma que acabe con los muy negativos efectos que la reforma está teniendo en el empleo.

Es evidente que si nos atenemos a la exposición de motivos de la norma y a las declaraciones del gobierno sobre las bondades de la reforma (recordemos la cantidad de veces que oímos que esta reforma laboral sería la solución para que en España se empezase a crear empleo) la reforma laboral ha fracasado rotundamente. No sólo no ha creado empleo sino que, gracias a ella, parece que se ha acelerado, aún más, el ritmo de destrucción de empleo. Las repetidas afirmaciones del ejecutivo en el sentido de que la reforma laboral ha evitado que se destruyese más empleo no parece que sean suficientes para defender el éxito de la reforma, sobre todo, si tenemos en cuenta que dichas afirmaciones se han hecho sin aportar ningún dato que sustente de manera más o menos razonable dicha conclusión.

Sin embargo y frente a la mayoritaria oposición, el gobierno se mantiene fuerte en la defensa del éxito de la reforma. En esta línea, el presidente Mariano Rajoy declaró la semana pasada que no pensaba modificar ni una línea de la reforma laboral porque ésta estaba funcionando. Es claro, que las crecientes cifras del paro no le dan la razón al presidente, por lo que para entender el  optimismo del presidente habrá que mirar otros indicadores de nuestra economía.

En los últimos meses las únicas buenas noticias que hemos recibido en el ámbito económico han venido del lado de las exportaciones. Así, en el mes de marzo España logro alcanzar su primer superavit comercial tras crecer las exportaciones un 4% en el primer trimestre de 2013. Dicho dato supone que las exportaciones españolas se han incrementando en mas de un 15% en comparación con los niveles previos a la crisis y un 25% en comparación con el momento mas duro de la crisis en 2009. Del mismo modo, las importaciones se redujeron en casi un 15% durante 2012. Los anteriores datos reflejan claramente que la economía española vuelve a ser competitiva ya que, de un lado, podemos vender nuestros productos al exterior a precios más bajos y, de otro lado, nuestros productos pueden competir en el mercado interno frente a los productos del exterior. Pero, la pregunta que nos hacemos es ¿cómo estamos consiguiendo que nuestros productos sean ahora mas competitivos frente a nuestros competidores?

Sin lugar a dudas, la explicación hay que encontrarla en la caída del coste salarial que se ha producido en 2012. Así, según los últimos datos, el descenso de los costes laborales fue del 3,6% en comparación con 2011. En este sentido, resulta igualmente relevante el hecho de que dicha tendencia se mantiene y acentúa aún mas en los últimos meses dado que el descenso experimentado en el ultimo trimestre de 2012 fue del 4%. Si tenemos en cuenta la tradicional y extraordinaria rigidez de nuestro mercado laboral a la bajada de salarios (recordemos que en 2008 y 2009 los salarios siguieron creciendo en España y sólo en 2010 y 2011 se consiguió la congelación salarial), es evidente que esta significativa y brusca reducción salarial ha sido fruto y consecuencia de la reforma laboral. A ello no solo han contribuido las medidas de flexibilidad interna introducidas en la reforma (ej. posibilidad de reducir el salario vía modificación sustancial de condiciones de trabajo) sino, particularmente, la flexibilización y reducción de coste del despido que ha permitido a la empresas reestructurar parte del personal mas protegido (y caro) por la anterior legislación y sustituirlo por personal de menor coste.

Por lo tanto y a los efectos de ganar competitividad, vemos como el gobierno ha sustituido las tradicionales políticas de devaluación de moneda seguidas antes de la entrada del euro, por una reforma laboral destinada a "devaluar" los costes laborales.

Bajo esta perspectiva, parece claro que el objetivo "oculto" del gobierno con la reforma laboral no era tanto la creación inmediata de empleo ni la parar la sangría de la destrucción de empleo como se nos dijo con ocasión de su entrada en vigor, sino, mas bien, el hacer nuestros productos mas competitivos, favoreciendo de este modo nuestras exportaciones y el consumo interno. Y a partir de esa reactivación de la economía, comenzar a crear empleo.

La verdad es que visto lo visto y a pesar de los mas de 6 millones de desempleado, puede ser hasta verdad que la reforma laboral esté cumpliendo con los objetivos del gobierno.   

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